¿Qué me dirías si nos topásemos por la calle y yo me comiera
la apetecible piruleta que lleva tu bebé de la mano? Ya… yo ya… respondo:
“Debería darte vergüenza, con tu edad. Así va España con gente como tú.” Y
entonces yo, si tuviera los reflejos oportunos en ese momento, podría decir: “De
eso nada: yo defiendo el relativismo subjetivo, y para mí esto es bueno. Además,
desde pequeños ya se los puede ir acostumbrando a que les roben. Así no se sorprenderán
cuando vayan al banco.”
Y de esta forma me iría con la cabeza alta. De todas formas,
ahora que lo pienso, este relativismo me da que no está muy bien visto, ya que
si la policía te viera, no se andaría con tonterías. Cierto es que si todos
fuésemos por ahí haciendo lo que nos placiese, este mundo sería un caos (más de
lo que ya es, entiéndanme).
Añadiendo que la
persona en cuestión, en este caso, yo (la ladrona de piruletas), siempre
saldría ganando, al igual que al utilizar la retórica, y por lo tanto para esa
persona en cada momento haría el bien, lo que implicaría que pensase que nunca
se equivoca, lo que le llevaría, probablemente, a ser demasiado feliz. Todos
hacemos el mal en alguna ocasión, así que esto rompería nuestros esquemas. Me
saldría con la mía en cualquier circunstancia, si nadie me lo impidiera. No,
decididamente, no apoyo esta teoría, porque seríamos altivos y felices
falsamente. Lo que te ocurre no es bueno para ti ni tu madurez y, sin embargo,
como tú desconoces que eso sea malo, te gusta.
Y ¿que me dicen si
cada grupo de amigos, cada colectivo dictara sus buenos y malos actos? Está
claro que para cada grupo, dependiendo de la edad, gustos, intenciones y demás,
serían muy distintos. Los jóvenes propugnaríamos que está mal acompañar durante
el paso de cebra a la petarda de la anciana marchosa que se va a jugar al bingo
y que parece que no se da cuenta de que no puede apenas moverse, ya que va
sola. Solemos tener mucha prisa y aquello se hace eterno. Otro caso de que
hacer el bien no da la felicidad.
Además, habría que
decidir si unas u otras sociedades tienen más peso que el resto, porque en las
desavenencias que surgieran no se podría dar la razón a unas u otras. Estaría
bien que se hicieran luchas verbales, a ver quién argumenta mejor o algo así.
Ya no se me ocurre nada más para repartir la razón que no sea el tan aceptado
soborno: “te doy un jamón si me das la razón cuando atraque el Caja Madrid”.
Sería muy divertido, pero volveríamos a lo de siempre: ganan los que tienen pelas.
Eso siempre ocurre, no hay ni que planteárselo, ya se las apañarían en
cualquier teoría para salir victoriosos.
Quizá los ancianos
defendieran que en las discotecas no debería estar mal vista su entrada. No me
imagino la situación, realmente. Supongo que al principio se me haría gracioso,
pero sólo hasta que mi abuelo comenzara a bailar la jota del pueblo, elevando
las piernas hasta que casi se le desencajara la rótula. “Venga, Nereilla,
únete”
Cambiemos de tema,
digo…de teoría sobre los valores.
Probablemente el
universalismo sea la teoría menos problemática, ya que no habría discrepancias
cuando alguno hiciera de las suyas. Mucha gente tendría que ceder, cierto es,
pero no habría dudas a la hora de meter a las personas que se lo merecieran en la cárcel (aunque sea para
garantizarles su estancia en el Rich durante poco tiempo).
Supongo que entonces
esta opción es la que apoyo, aunque es con la que más perdemos todos. Iré ahora
mismo a comprarme una buena piruleta, de esas tan monas de corazón. Aunque no
me sabrá tan buena como si se la hubiera quitado a aquel mocoso llorica. De
verdad, los niños de hoy en día son unos blandengues. Ya les mandaba mi abuelo
a hacer la mili.
Aunque, pensándolo
bien, en España ya se utiliza el Universalismo y muchos, muchos no respetan lo
que para el resto está bien o mal. Ya me imagino el próximo caso Gurtel o
parecido: “mi cliente no es un ladrón ni ningún tipo de “aprovechao” de
Valencia, solamente apoya el subjetivismo cultural. Él y el resto de diputados
no vieron nada de malo en trajearse a costa de la población, ya que ésta sólo
iba a utilizar el dinero para buscar sprays anti-mosquitos”.
Atención, punto importante: no se debe cambiar de pareceres
según nos convenga en cada situación, no tengamos cara.
1.- ¿Y quién decide en el universalismo lo que está bien o mal?
ResponderEliminar2.- ¿No caba siendo el universalismo el relativismo subjetivo del más fuerte?
1.- Lo idóneo sería que lo decidiésemos entre todos, pero somos demasiados; así que me parece bien que haya representantes, aunque esto conlleve más "error".
Eliminar2.- Así es, pero de las tres posibilidades he pensado que era la más justa. Además, en eso se hubiese convertido cualquier teoría.